¿Os habíais dado
cuenta? Hasta este momento, jamás se había visto a un solo renacuajo en
los callejones de Gotham City, ni siquiera en víspera de Navidad, durante
el segundo episodio. Viendo que el episodio anterior estableció a una antagonista
de buen ver y expandieron un poco el papel de Harvey Dent (Y el mundo
que habita), hoy toca relleno, sí. Pero relleno del bueno.
La trama se toma
un par de libertades bastante gordas incluso para la época. El
antagonista, bautizado como “El Rey de la Alcantarilla”, fue
explícitamente inventado para este capítulo. Un movimiento arriesgado,
porque podría ser más aburrido que los anteriores. Su existencia hasta el día
de hoy ha pasado sin pena ni gloria, pero eso no significa que fuera efectivo
para su historia, la que consiste en explotación infantil. Pero sin censura.
Plan, el animal utiliza a un centenar de niños (Algunos huérfanos, otros
fugados, otros quizás secuestrados) para trabajar de mil maneras. Les
obliga a picar, a cocinar, a robar, a callar, etc. Y, como antagonista, es efectivo,
porque consigue que todo el mundo lo odie nada más verlo. Por desgracia, no
tiene mucho más que ofrecer.
El señor se las
da de profesor y/o de domador de animales, pero como con El Espantapájaros, jamás
se indaga en quién es en realidad, o por qué está viviendo en las
alcantarillas, o por qué utiliza a niños para cumplir sus objetivos
(Alguna razón debe tener para usarlos a ellos/as explícitamente, digo yo). Como
personaje, habría ganado muchos más puntos así, pero claro, este es un
episodio relleno, e imagino que los escritores se conformarían con
alguien que cumpliera su papel y poco más. Aparte de él, tenemos a sus “hijos”,
quienes bueno, tocan la fibra de Batman.
El murciélago es
un huérfano, sus padres fueron arrebatados por el crimen. Al ser testigo
de este escenario (Gracias a uno de los propios críos, que protagoniza las
escenas de alivio cómico junto a un Alfred patoso digno de la “Silver Age”),
somos testigos de su enojo, ya que literalmente se anda sin rodeos: Su
objetivo es encontrar a los chavales, rescatarlos, y capturar al opresor. Y
ya está. No existen diálogos ingeniosos, o enfrentamientos épicos. Creo
que, de momento, jamás habíamos visto a Batman tan enfadado (Incluso se planteó
si dejar morir al tipo en X momento del capítulo).
El episodio, como
ya mencioné antes, más o menos aclara cómo es la vida de los niños en Gotham, o
por lo menos, de un buen puñado de ellos. Algunos, vándalos ellos,
arriesgan sus vidas con tal de impresionar a otro (Como presenciamos al
principio del episodio), y otro porcentaje permanece desaparecido del
mapa. Un panorama desolador y bastante turbio. Sirve para retratar cuán diferentes
eran las cosas a principios de los 90. Plan, escribir algo como esto hoy en día
sería impensable, más de una agenda se encolerizaría (Porque repito, el
villano se anda sin mamadas, se la pasa maltratando a los niños todo el
tiempo, y si no les golpea es porque se le ha olvidado).
Comparado con los
otros episodios de relleno hasta el momento, diría que este es el mejor
del grupo, ya que, a su vez, se siente como una historieta de Batman auto
conclusiva de la “Bronze Age”, de esas que rara vez utilizan a un
villano conocido, y sólo tratan un tema con un inicio, nudo y desenlace. Diría
que este es el primero en iniciar esa costumbre para con la serie, ya
que más adelante nos esperan episodios de índole similar, sirviendo este como
una especie de “prototipo” que daría forma a estos capítulos más “introvertidos”.
Por cierto, el Batmobile estrena un sistema de blindaje muy, muy infravalorado:
Literalmente se convierte en un contenedor de basura falso.
Creo que a partir de ahora, el patrón del que hablabas antes no estará presente, al menos no de momento. xd
ResponderEliminarViendo lo que está al caer, no de momento.
EliminarEn el pasado, me di una mega troleada con este capitulo, pues pense que el niño ese posiblemente podria ser Jason Todd
ResponderEliminarHabría pillado a más de uno desprevenido, yo incluido.
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