B.T.A.S. #08: “The Forgotten” - Más Olvidable Que La Cartulina De La Clase

Un título algo irónico, ¿No le parece? Es posible que más de uno ni siquiera recuerde la existencia de dicho episodio, ya que comparado con los demás, es bastante anecdótico. La existencia de este capitulo sirve para demostrar que incluso un show tan bueno como lo es “Batman: La Serie Animada” puede tener relleno (Cosa que ya comprobamos antes, más o menos). Sin embargo, aquello eran pequeños rastros de arroz que se habían chamuscado un poco en la cocina. Aún eran comestibles. El título de hoy, aun así, ha incinerado la casa entera. No se puede comer. A menos que seas masoquista. Que anagrama tan curioso.

El episodio de hoy consigue sostenerse en pie (con la misma gracia que un tullido) gracias al alivio cómico de turno, y a un par de escenas bastante bien elaboradas, pero que no destacan lo suficiente como para hacer de esta experiencia algo agradable, y eso que el capítulo dura 20 minutos solamente. ¿En qué consiste el argumento? Debe de ser algo malo con tal de que lo esté tildando, de momento, como el peor episodio del show. Pero no hay necesidad de que algo sea horrible para horrorizar al espectador. A veces, con el aburrimiento es suficiente, y eso es peor que una mala historia. A veces, se puede sacar algo bueno de ahí. Mire “Batman y Robin” y todos los memes que originó esa obra. ¿Qué se puede sacar de aquí?

Bruce Wayne investiga las extrañas desapariciones de vagabundos, y acaba siendo raptado también y abandonado en un campo desértico, donde debe trabar en una mina obligado por nuestro antagonista, que ni siquiera tiene nombre (Yo lo llamaré “La Gorda”, en honor a ese legendario personaje inventado por Ángel David Revilla). Bruce podría escapar de allí con facilidad, de no ser porque ha cogido amnesia a causa de un golpe en la cabeza (Lo cual es medio ilógico. Si un simple golpe en la cabeza puede provocarle eso, otros golpes que ya ha sufrido y sufrirá más adelante deberían darle amnesia también, o algo peor). Y bueno, que no recuerda quien es y nadie tampoco lo reconoce porque decidió investigar los ataques con un disfraz para pasar desapercibido (Al estilo de Matches Malone, bien ahí). Así que, con eso en cuenta, no ocurre absolutamente nada en el episodio sino hasta los últimos minutos, descontando las escenas protagonizadas por Alfred, que son las únicas que aportan algo de movimiento a través de todo el episodio, pues el mayordomo investiga la desaparición de Bruce y parte en su búsqueda.

Se nota, en parte, que los escritores querían dar rienda suelta a una crítica social, que se representa en la forma de Bruce tratando de ayudar a los vagabundos, pero siendo incapaz de hacerlo porque siempre aparecen más, y más (Lo que da lugar a la mejor escena del episodio). Pero claro, era un mensaje demasiado adulto y turbio, como el tema tratado en “The Underdwellers”, así que tuvieron que taponarlo todo con la aburrida trama de La Gorda y su trabajo forzoso (Y ni siquiera explican quién es el tipo, o por qué hace lo que hace, o qué busca en esa mina localizada en medio de la nada). Es un episodio elaborado a “correcuita”, y una pérdida de tiempo. El episodio sigue insistiendo en ahondar en la vida de estos vagabundos que acabamos de conocer, pero fracasan al hacer que nos importe, ya que tampoco ofrecen algo interesante sobre la mesa que pueda distraernos de la tortura visual que estamos viendo. El único personaje que realmente destaca es Alfred, pero poco más.

Diría que lo mejor sería dejar esta historia en el olvido, donde pertenece. Una completa estafa.