Cuando alguien
escribe algo, suele tener muchas ideas en mente. Tantas, que te haces un lío
con ellas y todo. En parte es algo malo, ya que la tormenta de ideas
conduce al caos creativo, y el caos creativo provoca los sin sentidos
narrativos, las lagunas argumentales, etc. La situación que se vivió en
el 92, con este episodio en cuestión, fue todo lo contrario, y es digno de
admiración.
Empezó poco antes
de que “Animaniacs” llegase a su fin. Warner Bros. estaba interesada en
una serie animada de Batman, y necesitaban un equipo para desarrollarla. Bruce
Timm y otro equipo de artistas fueron los elegidos, y se pusieron manos a
la obra con ello. Muchas ideas corrieron por sus mentes aquella temporada,
tantas que diseñaron una “Biblia Argumental” con diferentes mandamientos
y, aun así, mantuvieron la sangre fría: Su Batman debía ser diferente a
los demás.
¿Con eso se
referían a, por ejemplo, entregarnos una visión más realista o terrorífica del
murciélago? Nada que ver. Por aquel entonces, sólo existieron dos
adaptaciones importantes (Descontando los seriales de blanco y negro): La
visión de los setenta, interpretada por Adam West y sus coloridos compañeros, y
La visión de los ochenta, retratada por Tim Burton y sus oníricas y góticas
creaciones. Por una parte, lo más absurdo, y por la otra, lo más fantástico.
¿Pero dónde estaba el Detective? ¿Aquel vigilante nocturno que actuaba
por encima de la ley, pero con principios? ¿Aquel que combatía amenazas
antagónicas con diferentes capas de profundidad? Pues en las mentes de estos
señores, esperando a ser liberado ante el público infantil.
Empezó con “On Leather Wings”, un argumento que nos
hacía presenciar los ataques de Man-Bat para con diferentes
farmacéuticas, hasta que Batman se pone en medio y trata de detenerlo. Es una
premisa simple, con un protagonista, un antagonista, y un objetivo para ambos.
¿Qué tiene de diferente, pues, a cualquier otra historieta de aquel entonces?
En primer lugar, es la elección de su villano. Todos sabemos que la primera impresión
lo es todo, ya sea en el trabajo, ante tu profesor, ante la chica/o que te
gusta, etc. Timm y sus hombres lo sabían, así que optaron por impresionar a los
espectadores con un villano nunca visto, pero que irónicamente poseía un rol
importante en los tebeos de los 70: Es decir, el Doctor Kirk Langstrom, también
conocido como Man-Bat.
¿Sabía usted que hablamos de un tipejo que llegó a ser
miembro de la Bat-Familia? ¿De alguien que protagonizó sus propias
aventuras ya antaño? Difícil de creer hoy en día, considerando que el personaje
está prácticamente ignorado, suplantado (junto a otros) por amenazas
repetitivas por parte de El Joker, Bane, o El Tribunal de los Búhos. Las cosas
eran diferentes por aquel entonces, y una buena investigación daba sus frutos.
El equipo creativo detrás del primer episodio sabía que Man-Bat era una oportunidad
perfecta para marcar una diferencia, y asentar la tonalidad y clase de
conceptos que podríamos esperar de un show como este.
Partiendo en primer lugar porque Kirk no es un mafioso o un
monstruo: Es un adicto. Como buen científico, está a cargo de una
investigación, la cual da forma a un suero que mejora sus facultades físicas,
pero que, a cambio, lo convierte en un murciélago humanoide. No es de extrañar
considerando que estos chupópteros eran sus conejillos de indias: Eran
supervivientes. Por desgracia, ese medicamento requiere de ingredientes, y
tarde o temprano, estos se agotan. Y tiempos desesperados requieren de medidas
desesperadas. Requiere salir de su zona de confort.
Pero sin quererlo, el antagonista ha entrado en el
territorio del murciélago. Los primeros minutos del episodio, precisamente,
hacen hincapié en ello (Aparte de establecer la investigación, la
historia, los personajes, etc). Comenzamos con un dirigible, camuflado entre
las nubes. Pertenece a Gotham City, pero no podemos vislumbrar su aspecto. Lo
único que tenemos son dos policías, un vehículo policial perteneciente a
tiempos pasados, y una criatura de pesadilla acechándolos allá afuera.
Cualquiera podría utilizar esta oportunidad para explotar su “Vena Gore” y
provocar que Man-Bat acabe con ellos de forma horrible. Pero estamos ante un
Show Infantil, y deben existir límites. Pero eso no significa que deba
tratarse a los niños/as como idiotas, ¿O me equivoco?
Creen que se trata de Batman. ¿Por qué no? Parecía un
murciélago. Incluso su primera víctima oficial lo cree así, después de “enfrentarlo”
cara a cara y sobrevivir al asalto. Por consecuencia, el alcalde y
Comisario de Gotham entran en acción, y somos testigos de un poco de World-Building:
Comprendemos que existen bandos en contra y a favor de la existencia de Batman,
que algunos están dispuestos a ayudarle como sea, y que otros esperarán a
cualquier fallo (infundado o no) para tirársele encima. Y luego tenemos un
cameo insignificante de Harvey Dent, o eso es lo que creemos. Realmente
no hace nada, más allá de confirmarnos que existe. Pero esta Gotham debe
expandirse, y debemos saber que hay gente viviendo en ella, con sus opiniones y
demás.
Bruce investiga el caso, por supuesto. Como Batman, trata de
hallar al culpable y evadir a la policía, ya que Harvey Bullock y varios
escuadrones de policía se le han tirado encima, al más puro estilo de “Batman:
Year One”. Y luego, como Bruce Wayne, utiliza sus influencias
económicas y financieras para encontrar algo de razonamiento detrás de toda
esta mascarada: ¿De dónde puede haber salido alguien así? ¿Estará alguno
de sus aliados económicos relacionado al tema?
Y no se equivoca. Visita un Zoo, y allí conoce a tres
científicos: Kirk, Francine, y su padre, quien es la “Bandera Roja” del
caso. Tiene pintas de loco y antipático, así que el niño de la casa creerá que
él está detrás de todo. ¿Quién sospecharía de Kirk o Francine, que son personas
normales? Pues Batman, claro. Y tampoco se equivocaba. Desconocemos
cuánto tiempo lleva defendiendo a Gotham, pero utiliza todo lo que tiene en
mano para defenderla, más allá de Batman. Y este es un concepto que las
anteriores adaptaciones no habían tocado, junto a otros ya mencionados.
Pero lo que se lleva el premio gordo nos lo encontramos al
final del caso: Después de desmentir su implicación en el caso ante el
Comisario Gordon y Harvey Bullock (Y salvarles la vida), derrota a
Man-Bat en un brutal enfrentamiento entre los rascacielos de la ciudad, que
termina con el antagonista noqueado y con nuestro héroe malherido y ensangrentado.
¿Qué ocurrirá ahora? ¿Entregará Batman al Doctor ante la justicia? ¿Lo
eliminará del mapa? Kirk es ambicioso y arrogante, pero no deja de ser un adicto:
Como Man-Bat, no puede controlar sus impulsos, y se avergüenza ante su esposa
una vez esta descubre que ha decaído otra vez. Y, a diferencia de las versiones
actuales de hoy en día, Batman no es un maníaco obsesionado con el orden. Sabe
que Gotham es corrupta e injusta, pero cree en la salvación, la redención y la justicia.
Kirk es víctima de su propio ego, y Batman está ahí para sacarlo de ese abismo
(Cosa que consigue, o eso parece).
Sabemos, pues, que esta interpretación tiene principios,
reglas, y opiniones divididas por parte de todo el mundo, incluso su propio
mayordomo (Un Alfred risueño que lo ataca con sarcasmo e ironía cada vez que
puede). Este es el concepto y ejecución de “Batman: La Serie
Animada”. O, dicho de otra forma, así es como introduces un concepto
general ante las masas: Con un ejemplo creativo y teórico que te haga
pensar y disfrutar a la vez, como toda buena serie animada debería.
Excelente redacción, con esto ya me diste una excusa para repasarme la serie animada. Ah revivir viejos y hermosos momentos.
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