Pues aquí esta vuestro servidor, haciéndose una pregunta que
no debería existir. Aun así, vosotros, mis calvorotas, me obligáis a
planteármela, de un modo u otro. No importa de qué tópico esté hablando, involucre
a personajes tan populares como Batman, Hulk, Spider-Man o entidades marginadas
como Usagi Yojimbo o Hellboy… todo conduce a lo mismo: ¿Por qué no hablas de “Captain Marvel”? ¿Por qué no hablas de “Joker”? ¿Por qué hablo sobre Cómics?
Siendo honesto, me parece una pregunta ofensiva, porque sin
darnos cuenta se insinúa que el medio cinematográfico ejerce un mejor trabajo a
la hora de ejecutar estos conceptos que presenciamos en el papel y que, ergo,
se merece más atención. Y no es el caso, ni debería serlo nunca, aunque existan
excepciones a la regla (“Batman: La
Máscara del Fantasma”, “Spider-Man: Into The Spider-Verse”, etc.…); Y más
importante aún: No es el caso hoy en día.
¿Por qué genera más interés el saber si Brie Larson ejerce
un buen papel de superheroína cuando todo el mundo ya sabe que no lo hace por X
motivo/s? Hablando de esta clase de adaptaciones, solo hay lugar para dos
opiniones: “Me gustó” y “No me gustó”. Es un rumbo lineal que
raras ocasiones provoca un sentimiento de impredecibilidad, o como se diría en
cristiano, un desafío. Hablar de la adaptación de “Aquaman” es fácil y genera resultados más inmediatos, dependiendo
de lo que uno diga. Puedes o sumarte al “Tren
del Hype” y obtener acólitos sin que tu dignidad como espectador y persona
valga un comino, o puedes exponer tus argumentos sobre cuán mal está ejecutada
la cinta y cómo se podría haber arreglado. Sí, ambos rumbos tienen lo suyo:
¿Pero luego qué? ¿Qué hay más allá de esto? Otra tendencia.
Es un círculo
vicioso sin fin. Aparece “Película A”,
se habla de ella por unos meses, se dice lo que se tiene que decir, aparece “Película B”, y se repite lo
anterior. Como ya te habrás dado cuenta, ambos géneros artísticos comparten, en
cierta forma, la misma fórmula, salvo por una diferencia brutal y cada vez más
aterradora: El mundo del cómic está marginado. Por cada 10 personas que hablan
de “Joker”, 2 individuos comentan los
despropósitos de Tom King o las movidas de Nick Spencer. Y quizás tú, mi
pequeño calvorota, te preguntarás quiénes son estos dos sujetos que acabo de
mencionar. Pues se trata de creadores de contenido, por supuesto. Y lo sabrías
si tú, mi estimado, leyeras cómics más seguido.
Hay cierto toque de hipocresía irónica en lo que estoy
diciendo: Hace dos años, por cuestiones de la vida, no tenía ni puta idea de
quiénes eran estos dos. Yo me limitaba a ver películas y hablar de ellas. Las
alababa, las criticaba, las vapuleaba, las admiraba… Bueno, Mis huesos
amarillos sabrán de qué estoy hablando. Pero las cosas cambian, para bien o
para mal. Todos tenemos elección. Cuando tuve la oportunidad de mejorar mi vida,
así como también mejoró la de los míos, di el salto al mundo del cómic sin
dudarlo: Compré tebeos, de todos los tamaños y sabores, degusté su contenido
argumental, bueno o malo, para después compartir su corazón con vosotros, ya
sea a través de la típica reseña/análisis o una serie de comentarios
campechanos. Y eso me hace sentir bien, porque a la larga estoy aportando mi
granito de arena para que ese medio cultural siga vivo, para que 3 o 5 personas
se enteren de la existencia de un buen/mal personaje o una buena/mala historia
y sientan interés para leer/evadir sus aventuras. Me gusta hablar de
historietas, y me encanta aún más compartir su contenido con los demás, aunque
tomar este camino más difícil y solitario no otorgue resultados tan inmediatos.
Ojalá conociese a más gente que compartiese mi punto de vista: ¿Por qué hablar
de “Aquaman” cuando puedes hablar de “Usagi Yojimbo”?
Excelente artículo, mi estimado.
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