Primera Impresión - Joker (Teaser Trailer)

Era diferente, ya antaño. Cada vez que se anunciaba la llegada de una nueva adaptación sobre este nuevo personaje, me invadía una expectación positiva casi infantil. Ocurrió con Jared Leto y con Cameron Monaghan, por ejemplo. Pero las cosas cambian. Uno se hace más viejo, y a veces, más amargado, y le cuesta confiar en el recién llegado. Ese campo de visión tan negativo me obliga a cuestionarme todo lo que se pone ante mí de forma muy crítica. ¿Una adaptación de “Doom Patrol”? ¿Un nuevo Batman? ¿Joaquín Phoenix interpretará al Joker? Quisiera alegrarme por esta clase de noticias, pero no puedo. No sin haberle echado un vistazo más a fondo a esos productos, por lo menos. Y, bueno, el día de hoy tuvimos la oportunidad de vislumbrar una pequeña porción de lo que sería este largometraje enfocado en explotar la faceta más psicológica del personaje. Y no me termina de convencer.

No me malinterpretes, mi calvorota. No me disgusta el enfoque que han tomado: Un comediante fracasado con una motivación entrañable pero contaminada por el contorno que le rodea. Podría decirse que esta versión del payaso ya cayó en un tanque de residuos tóxicos, en un sentido figurado. Lleva ahí abajo toda su vida, prácticamente desde que su madre le dio a luz y lo dejó caer ahí por accidente (¿Quién iba a pensar que Gotham City no sería un lugar idóneo para el futuro de un bebé?). Joker es un papel blanco que, poco a poco, terminará manchado de tinta por completo. Y es irónico. Y no me disgusta la idea, desde un punto de vista realista.

Pero como decía, lidiamos con un comediante que, probablemente, sólo desea tener la atención de todo el mundo a cualquier costo. Quiere hacer reír a la gente, ¿Pero lo hace por seguir el consejo de su madre, o porque muy en el fondo no es tan diferente de los miserables que se ensañan con él en la calle o en el metro? Y es aquí cuando entra en escena lo que más me preocupa con esta interpretación: Que acabe convertido en un antihéroe. El metraje, pese a retratarlo como una persona con problemas psicológicos, lo retrata como una víctima de esta, nuestra sociedad. Lo patean, lo golpean, lo humillan, etc. Y me preocupa que El Joker quede redimido a “Hago lo que hago porque todos fueron malos conmigo”, en vez de ser “Tuve un pasado de mierda, pero si soy honesto, disfruto haciendo daño, y me gusta hacer daño porque me hace feliz”. ¿Comprendes por dónde voy? Esto es algo que se ha mantenido desde la Etapa de Oro, y ha pasado por todas las interpretaciones del payaso en mayor o menor medida (Dejando de lado versiones alternativas específicamente diseñadas como reflejos alternativos de esta, nuestra versión contemporánea del príncipe payaso del crimen).

Me gusta el enfoque tragicómico que rodea al personaje, y me agrada su forma de reírse, de bailar, de caminar, de mirar, etc. Tiene todas las papeletas para convertirse en un buen Joker, dentro de lo que cabe. Mucho mejor que encasillarlo en la fachada de “Anarquista” que tanto ha perjudicado a su reputación desde el 2008. Pero me mantengo distante. No confío plenamente en esta obra, pero me esperaré a la llegada de más material para decidir si, en efecto, estamos ante un nuevo “Efecto Pingüino de Tim Burton” o un Antihéroe que se tomará la justicia por su propia mano por culpa de una sociedad contaminada que le ha arruinado física y mentalmente. Hasta entonces, debemos seguir el consejo que me dio un buen amigo mío: “Al mal tiempo, buena cara”.